La alergia es una reacción de defensa del organismo contra sustancias externas que penetran en el cuerpo. Esas sustancias pueden acceder por el aparato digestivo (alimentos, medicamentos, lactancia), por el aparato respiratorio (inhalantes), absorbidas por la piel (contactantes), o atravesando la piel (inyecciones, picaduras).
El sistema inmune del cuerpo reconoce esas sustancias como extrañas e intenta neutralizarlas. Las personas sin alergia también las reconocen como extrañas, pero su organismo las neutraliza sin dañarse a sí mismo, mediante mecanismos llamados de tolerancia. Las personas con alergia las intentan neutralizar por mecanismos que se vuelven dañinos contra el propio organismo, y causan los síntomas de alergia.
Se ha calculado que, si uno de los progenitores es alérgico, la probabilidad de que el niño padezca alergia es aproximadamente del 50%. Si los dos progenitores son alérgicos, la probabilidad se acerca al 70%.
Es importante destacar que no se nace alérgico, se tiene una predisposición genética y en función de los factores ambientales la persona se hace alérgica a determinadas sustancias con capacidad de producir una respuesta inmunológica de hipersensibilidad y posteriormente alergia. Estas sustancias se denominan alérgenos.
TIPOS DE ALÉRGENOS
• Inhalados o aeroalérgenos (pólenes, ácaros, epitelios de animales…).
• Alimentarios (proteínas de leche de vaca, huevo, frutas, frutos secos…).
• Fármacos (antibióticos, antiinflamatorios, anestésicos…).
• De contacto (níquel, cromo, perfumes…).
• Ocupacionales o laborales (látex, harina de trigo…).
• Veneno de insectos (abeja, avispa…).